Dulce es el son,
yo tu garganta
y tú el cantor.
Brincan, cantan las miradas,
vuelan, rosas de candor,
leen instantes, doradas
raíces de nuestro amor,
hilan las manos labradas.
Dulce es el son,
yo tu garganta
y tú el cantor.
Recorren torsos, despejan
una herida o se diluyen
como las aves que dejan
las rutas por las que fluyen,
abren sangres que emparejan.
Dulce es el son,
yo tu garganta
y tú el cantor.
Con mi garganta te miro,
mi garganta se estremece
pues tu mirada respiro,
una mirada que crece
o es ternura en su retiro.
Dulce es el son,
yo tu garganta
y tú el cantor.
Aunque me funda en tu llama
o me ciegue una tormenta,
aunque la Tierra que clama
me torne frágil, yo sienta
tu mirada que me inflama.
Dulce es el son,
yo tu garganta
y tú el cantor.
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