martes, 13 de febrero de 2018

Aire

Dos ópalos de fuego, ojos de iris con flores,
espejos donde toco tu corazón y el mío
en un tiempo que nunca huirá de su albedrío,
sed son, lengua que viene del mundo y sus clamores.

Para tu cuerpo traigo mi cintura y ardores
alegres de mi frente porque tu rostro es brío,
y líquidos abrazos de nube, mar o río,
bondad de pies y manos, la luz con sus colores.

A ti, alma presentida, arcilla de mi vida,
te pertenezco, vienes a mí y hacia ti voy.
Tú tejías la lana que me besó mi herida.

Tú, infinita ternura que recibo y que doy,
abres aire perfecto donde existo adherida
a tu pecho con pájaros. Me entrego y soy.

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