Por la clara medianoche
el silencio y los faroles,
bajo los trajes de lirios
las mujeres y los hombres.
Un Nazareno y su Cruz
llevan claveles y acordes
y su Madre, la Esperanza,
rozada por blancas flores.
Saetas entre palmeras
se ondulan como la noche,
curvando luna y estrellas,
cantando en los corazones.
Un milagro, el Nazareno
sin lágrimas, ay, no llores,
y su Madre también limpia
sus ojos, ay, no implores.
Y por un momento ocurren
juntas dos resurrecciones,
la de la Virgen del Pueblo,
la del Jesús de los pobres.
Saetas entre palmeras
se ondulan como la noche,
curvando luna y estrellas,
cantando en los corazones.
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